martes, 22 de abril de 2014

EL FACTOR INTENSO EN EL PLUMAJE DE LOS CANARIOS
Umberto Zingoni.
Este artículo es un fragmento de otro más amplio escrito por Umberto Zingoni titulado Sui fattori dominante del canarino, aparecido en la página WEB de la Associazione Fiorentina Ornitologica.

En el momento actual los factores genéticos letales que conocemos en los canarios son los siguientes: De los tres factores genéticos dominantes de los actuales canarios domésticos: intensidad del plumaje, moña y blanco dominante, el doble factor es letal solamente para el blanco dominante, en el sentido de impedir la supervivencia.
El carácter de plumaje intenso es un carácter con herencia intermedia en el que la mayoría de los alelos actúa con dominancia. Solamente cuando se sigue durante varias generaciones sucesivas cruzando intenso con intenso y se heredan todos o  casi todos los alelos dominantes involucrados en la manifestación de este carácter, se tendrá una altísima carga de intensidad que puede resultar letal.
 No está fuera de lugar añadir que, como promedio, en igualdad de las demás condiciones, las hembras son menos intensas (más nevadas) que los machos. Una hembra de gran intensidad, como la de los machos, es normalmente menos sana y vigorosa que su compañero.
El factor intenso no afecta solamente al plumaje, sino a toda la piel con sus variados componentes y a sus  diversas funciones.
La ranfoteca, es decir la cubierta córnea del pico, que en los sujetos constitucionalmente débiles (muy intensos, muy consanguíneos…) se alarga en la parte superior y se ensancha en la base de los márgenes.
Las escamas de los tarsos que en los ejemplares muy intensos son más “secas” y hacen que los tarsos parezcan más delgados, aunque el diámetro del hueso sea normal.
Las uñas, que en los ejemplares constitucionalmente débiles son más delgadas, más largas y a menudo plegadas lateralmente.
La glándula sebácea – En los canarios constitucionalmente débiles, las plumas presentan varias alteraciones en su desarrollo. Las más evidentes son: la dificultad de liberarse de la cápsula córnea, la extrema pobreza de queratinización del vexilo o parte central de la pluma, el insuficiente desarrollo de los ganchos que impide la adecuada soldadura o unión entre las bárbulas.
También tenemos que recordar que la piel es un órgano y como tal cumple una serie de funciones, y la más aparente es el recubrimiento y modelación de la estructura interna. Muchas de las enfermedades de la piel son de origen metabólico desconocido, de larga y difícil curación y otras de incierta curación (acné, lupus, psoriasis, etc.).
Si la piel de hombre es susceptible de presentar tantas afecciones, debido fundamentalmente a disfunciones constitucionales es de suponer que algo parecido sucede también en las aves y en especial en las razas domésticas que están más alejados de las especies silvestres.
Entre las funciones de la piel recordamos:
La función excretora de numerosas sustancias de origen metabólico o de materias tóxicas tomadas desde el exterior, todo ello en relación con las enfermedades mencionadas anteriormente.
La función de protección. El estrato córneo de la piel normal es una barrera impenetrable para las bacterias y los virus, combatir el virus de la existente, sobre todo porque las capas superficiales que se descaman, como la caspa se llevan los materiales y residuos contaminantes.
La función sensorial debida a la presencia de receptores nerviosos (térmicos, dolorosos, táctiles, etc.)
La función termorreguladora que con los mecanismos de la vasodilatación y vasoconstricción permite a las aves y a los mamíferos mantener constante la temperatura corporal.
La función de depósito energético, debido a la grasa de toda la piel y los depósitos en determinados lugares  (yugulares, caderas, abdomen, etc.)
La cantidad de grasa que se acumula en estas regiones y especialmente en el abdomen depende de la tendencia a la adiposidad del individuo y de cada raza, el sexo del individuo, en el sentido de que las hembras tienen más tendencia de los machos a "llenarse" de grasa, la temperatura exterior, de la alimentación, la actividad motora, del espacio para moverse, etc.
Algunas razas inglesas tienen la máxima tendencia a acumular grasa (también los machos).
En el Parisino esta tendencia a acumular grasa  es pobre, hasta el punto de que alguna de las hembras, incluso en plena invierno, el abdomen sólo tiene una pequeña cantidad de grasa que hace que lo hace aparecer  claro y regordete, una garantía de "buena forma" para la  futura época de cría.
En otras razas rizadas de abundante  plumaje existe una amplia variabilidad individual de acumulación de grasa que oscila dentro de una amplia gama que va de un máximo a un mínimo. La tendencia a la acumulación, sin embargo, es claramente mayor en las hembras.
En el Gibber las cosas son muy diferentes. Sus criadores sin duda han notado como una de las características raciales de este canario, es que tiene una reserva mínima de grasa abdominal en cualquier época del año, y menos  aún en otras zonas de su cuerpo..
Incluso en invierno la "panza" del Gibber es de color rojizo debido a la delgadez de la piel que permite la transparencia de la sangre, y también la visión de los bucles intestinales. Sólo en raras ocasiones una capa moderada de grasa, evitando esta transparencia, hace que el abdomen sea claro y grasiento.
En muchas razas, cuando es difícil saber cual es el sexo de un ejemplar, nos fijamos en el abdomen, si es fino es probable que sea un macho, si es graso es una hembra. Pues bien, en el Gibber, la ausencia casi total de  grasa, también pueden ser de ayuda, pero a veces hay que esperar al periodo de cría para identificar el sexo.
      Todo lo que nos recordaba a poner en evidencia que la piel del Gibber tiene características que no pueden depender de otra cosa que de la extrema intensidad de su plumaje; pero, después de lo que hemos dicho en sobre las numerosas propiedades de la piel, pensamos que sería más correcto decir que dependen de las características genéticas de la extrema intensidad de su piel.
Una función fundamental de la grasa de la piel es transformar una cantidad sustancial de protovitamina que en la naturaleza, en presencia de los rayos ultravioleta de la luz solar, se convierte en la vitamina antirraquítica  (vitamina D) cuya importancia es mayor cuanto menor es su contenido en la dieta alimenticia.

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